¿Por Qué A Mí?

A mí, mis padres, desde bien chiquitita me enseñaron que se da todo por tu patrón, que te ha concedido el privilegio de contratarte. Por ello debes sentir pura devoción y nunca cuestionar sus motivos sino los tuyos. Además de morir con las botas puestas, en mi caso, con la bata puesta.

La cuestión es que estaba yo en casa, durmiendo mi siesta tras un buen plazo de garbanzos con compango cuando… Cerebro se da cuenta que estómago está en huelga, confuso le pregunta a intestino.

-Pse. Pse. ¿Te ha llegado algo?

-No, a mí no. Pero ¿hemos comido?

-Hace una hora y media aproximadamente

-No me jodas…y yo aquí aburrido como una ostra.

Y entonces boca grito

-Noooooooooooooooooooooo, ¡Qué asco, por Dios!

Y los garbanzos salieron felices a su encuentro con el señor Roca.

Como todo atentado se cree que es aislado, y no volverá a pasar. Así que prepare mi cena, escuchando a mi sentido común y me fui a trabajar. El tren…el tren no sentó bien, estomago se mareo. Y decidí que como a los nenos les das Coca-Cola, pues un poco no me vendría mal. Y… Se desató la tragedia. Durante dos horas, mis compañeros de curro me vieron correr al baño y palidecer y palidecer y hasta llorar, y rogar que parase. Pero no paraba, que yo le decía

-Pero si no tienes nada dentro

-Me da igual, no quiero ni estar con líquido, no estoy de humor- Estomago

-Pero no me jodas a mí, que yo no tengo la culpa – Boca

Así que tras tan ignominiosa marcha, alguien se apiado de mí, y me dijo esa frase de:

-¿Y por qué no te quedaste en casa?

-Creí que era un accidente aislado.

-Pues no lo es.

-Ya.

-A mí el chocolate me asienta el estómago.-ayudador 1

(Diez minutos más tarde)

-A mi no

-Ven tomate agua caliente con un poco de ranitidina – Ayudador 2

(Diez minutos más tarde)

-Pero si no te la quedas dentro no te hace efecto – Ayudador 2

-¬¬_

-Yo con una tacita de té lo arreglo todo – Ayudador 3

(Diez minutos más tarde)

-Yo no.

-Anda, será mejor que te vayas a casa. –Jefa de turno (cansada ya de verme correr tanto)

Y me fui, con la cabeza gacha por haberme dejado vencer y sabiendo que si fuera espartana ahora mismo me abrían tirado colina abajo.