jueves, 4 de noviembre de 2010


Examinemos cuando podemos reírnos y cuando la cosa ha dejado de tener gracia. Que cuando estás esperando el autobús a las ocho de la mañana, un chico en bicicleta le dé por el culo a un coche. Puede ser gracioso. Y no, no es de psicópatas que tu primera reacción sea una risa. Siempre y cuando, al darte cuenta de que el joscorrón es más bien una buena ostia pones cara seria. Y hasta en la parte profunda de tu mente ronda ir a preguntarle al chaval si sigue vivo. Ahora cuando ves volar los cristales de la luna de atrás del coche, empiezas a pensar, pobrecito se ha quedado tonto. Pero luego ves que un ente con moño (si, si ves el pelo no, no lleva casco) va dando saltitos cuan pequeño saltamontes. Ahora viene el dilema moral, ¿me rio o no me rio? Por qué haber al hombre dolerle le tiene que estar doliendo la ostia, pero si no hay sangre de por medio…
En fin, que lo que mejor viene en este tipo de situaciones es mirar a tú alrededor y como dice mi madre: Allá donde fueras haz lo que vieras. Y sobre todo si vives en el país de “los polite”…
Vamos que probablemente la mitad de la gente de la parada piense que eres un psicópata y a la otra le hubiera gustado partirse la caja contigo. Eso sí, siempre podrás echarle la culpa a videos de primera ^_^

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