martes, 13 de julio de 2010


El otro día se me escapó una frase que hacía mucho que no oía salir de mis labios: Yo me especializé en UCI porque no soporto ver morir a la gente. Esa frase en cuestión tiene ciertas acepciones. Y quizá debería ser un tanto más expecifica. Creo que lo que en realidad quiero decir es: para preservar la dignidad de la gente. Algo que no soporto a día de hoy es ver como a algunas personas les robamos su derecho a morir con dignidad. Eso es lo que me duele. En ciertos casos es lo único que les queda. Algunas personas se creen Dios y con ello creen poder decidir quien debe morir y quien no. Si juramos respetar la vida ¿por qué no nos obligan a respetar la muerte?
Mi punto es que mucha gente habla de mejorar la sanidad con un sistema holístico de cuidados. Pero olvidamos la parte más importante, el proceso de la muerte también forma parte de nuestra tarea, el apoyo a la familia está dentro de nuestras responsabilidades. Porque cuando la vida de alguien está a punto de terminar, la de muchos otros puede estar a punto de cambiar.
Maniobras excesivamente agresivas no ayudan al proceso.
Los milagros no existen, existen los hechos. La gente debe aceptar que en los hospitales no hay dioses pero es que quizá nosotros debamos aceptarlo antes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario