sábado, 10 de abril de 2010


El año pasado cuando aterrizé en Londrés me hacían gracia estas gentes extrañas que se comportaban de un modo tan parecido a los caracoles. Escondidos en sus casas y al más mínimo rayo de luz solar pueblan los parques. Tras pasar un largo, frío y deprimiente invierno he llegado a la conclusión de que tu cuerpo sufre una especie de transformación y en el momento que tus ojos captan el más mínimo rayo de sol tus piernas comienzan a caminar en dirección a él. Puede que de alguna extraña manera cuando dejas de exponer tu piel al sol te metamorfoseas en una planta y empiezas a requerir sesiones de fotosíntesis de vez en cuando. Peculiar cuando más extraño que a pesar de declararme una persona totalmente nocturna y más bien alérgica al sol y el calor resulte que me encuentre levantándome temprano y tratando de aprovechar las horas en las que el astro rey puede convertir mi palidez albina en un tono clarito pero saludable.
Y si, remarco palidez albina, porque tal parece que me haya pasado los últimos seis meses metida en un bote de lejía, ya no queda ni un ápice de color en mi piel y empiezo a creer que igual estoy hasta más descolorida que las propias inglesas…
Ver la luz del sol me hace comprender porque las costas españolas se llenan de guiris intentando hacer la fotosíntesis ^_^
Voy a fotosintetizar al jardín
(Leyendo: The girl with the Dragon Tatto….)

1 comentario:

  1. Normal, ya me jode a mi no poder tomarlo este verano por tener que estar encerrado en la oficia, y el resto del dia lo veo....Si yo no me fui a Londres a vivir fue por ese pequeño pero tan valioso detalle para mi, 'el Sol'.Y si, tambien soy persona nocturna, pero sin mi sol no vivo, que dicen que da muchas vitaminas, jaja

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