miércoles, 10 de febrero de 2010

leer como pasión...


Anne Rice…¿existe alguien en este universo al que no le diga nada este nombre? Ella introdujo en mí esa extraña adoración por el mundo de los vampiros que supo crear con envidiable maestría en sus libros. No recuerdo a qué edad cayó en mis manos ese, ya clásico, entrevista con un vampiro. Solo recuerdo la velocidad a la que mis ojos leían y releían sus textos ávidos de más. Cayendo en profundo amor por Lestat, deseando proteger al dulce Louis. De pronto mi espera porque Peter Pan cruzará mi ventana una noche se convirtió en el sueño de encontrar a Lestat en un callejón oscuro. Que Marius compartiera su sabiduría, descubrir que mi sangre perteneciera a la milenaria estirpe de las gemelas. Haber deseado mirar a los ojos a la legendaria Akasha. Todos esos sueños poblaron mi mente y la libraron del temor a las sombras propio de las edades más tempranas. Olvidando que el mundo es banal y caduco, mi mente poblada de historias eternas y alimentada de leyendas era capaz de ver la eternidad, de vislumbrar cierto toque maldito en la eterna juventud. Y quizá por extraño que parezca encontrarle sentido a una versión propia del carpe diem. Y aquí me encuentro leyendo de nuevo ese libro que tantas alas me dio y hasta encontrando, a veces, incluso sorprendida, ciertas partes integras, inalterables en mi memoria. Y a pesar de ello entendiendo cada momento de una forma diferente, sacando algo que paso desapercibido y descartando algo que ahora suena absurdo. ¿y qué puedo hacer si pase lo que pase mi admiración no decae?¿y qué puedo decir si todos sus libros me hequizan? Y solo queda afrontar que por desgracia mi escritora favorita es una simple mortal, que al contario que sus obras perecerá dejándome huérfana. Y a veces decepcionada de que tras la publicación de su primer libro en 1976 nadie haya conseguido igualar su talento. Por ello uno de mis sueños más estúpidos será colocar toda su obra en aquel lugar al que algún día llamaré hogar. Y llegados a este punto adjuntar mi confesión friki: tan amplio y loco fue mi amor por Lestat que su libro, del que él es protagonista, lo poseo en francés, por ser su lengua materna, y lo más grave que lo leí diccionario en mano. Y si es por confesar diremos que mi francés era bastante superior en el instituto. Quizá sea hora de visitar a mi familia francesa de una vez por todas….

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