viernes, 4 de marzo de 2011

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Diez cosas que haría de forma distinta si fuera multimillonario… Hizo una pausa. ¿Por dónde empezaba?
Número 1 : No obligar al servicio a llevar guantes blancos de algodón. Es repulsivo y poco respetuoso con el servicio.
Número 2: No establecer un horario ni obligar a los invitados a respetarlo.
Número 3: ¿Y esa nevera llena de batidos dietéticos Slim Fast? ¿Qué clase de bicho raro da por sentado que sus invitados desayunan, comen y meriendan Slim Fast? Además, ¿de qué sirve ser multimillonario si no se puede comer de verdad?
Número 4: No obligar a los invitados a ducharse antes de meterse en la piscina. Si tanto te preocupa su higiene, ¿por qué los invitas a tu casa?
Número 5: No pasarse las comidas al teléfono hablando de negocios, sobre todo si obligas a los invitados a comer con el agente local de la propiedad inmobiliaria.
Número 6: No torturar a los invitados.
Hizo una pausa y luego subrayó la palabra “torturar”, mientras recordaba el “paseo en barco” del día anterior, aunque sería más apropiado hablar de una catástrofe en barco. Lyne se había empeñado no sólo en alardear de su nuevo yate, sino también en conducirlo él mismo. Luego le había dado por ponerse a hacer carreras con una barquita de pescadores, tras lo cual Susan había jurado que jamás volvería a la isla.
Victory levantó la cabeza para mirar a Lyne, que estaba en mitad de la pissta, estrujando una pelota de tenis con la mano. Tenía la cara muy roja; de hecho, parecía que le fuera a dar un ataque al corazón en cualquier momento.
- ¡Esta pelota está muerta!- gritó
- - Lo siento señor – dijo el recogepelotas – acabo de abrir una lata nueva
- -¡Bueno, pues abre otra!
- Lyne arrojó al suelo la pelota, que rebotó y pasó sobre la red.
Número 7: Intentar comportarse como un ser humano. Aunque no lo seas.

( Mujeres de Manhattan de Candance Bushnell)

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