domingo, 2 de enero de 2011


Papá Noel este año trajo a mi casa una sorpresa amarga. Bitto no aparecía por ningún lado, tras buscarlo durante una semana, el nivel de esperanza iba declinando, y las posibilidades de encontrarlo se hacían más remotas.
Ayer de tarde, mi mejor amigo y compañero en la vida me estaba esperando. Cabizbajo y dolorido, asustado, con la mirada perdida había vuelto a casa. Lo que le sucedió esta semana quedará secreto y perdido en sus recuerdos, pero solo hay que mirarle a los ojos para saber que no solo el ser humano es una plaga para este planeta, si no una especie cruel que bien merecida se tiene la extinción.
Es una pena que no pueda relatarme que le sucedió y señalar con un dedo al culpable o culpables de sus heridas. Que no es, o son, más que cobardes que se esconden tras el anonimato de una víctima muda.
Las heridas físicas se curarán, pero quién va a devolverle a mi pequeño amigo la confianza en una especie que se supone debería cuidarle y protegerle y no infligirle sufrimiento.
¿Cómo voy a explicarle que nuestra raza se auto proclama evolucionada y civilizada mientras produce un daño gratuito a una especie que siempre le ha dado servicio y compañía?
¿Qué quiero para Reyes? Que Bitto sea capaz de sonreír, poder borrar el sufrimiento de sus ojos y devolverle la inocencia.

2 comentarios:

  1. a tu disposición para sujetar o despellejar.
    you and me against the evil axis.

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  2. Porque tengo que leer este tipo de entradas en estos tiempos que corren...
    El ser humano fue, es y será siempre el peor enemigo que este planeta y todo lo que hay sobre el tendrá.Triste pero cierto.
    Quedate con que ha vuelto. Pronto recuperará esa inocencia.

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