martes, 21 de septiembre de 2010


Dublín - La ida
Y todavía no hemos salido de casa...
El que yo no tolero bien el estrés antes del mediodía es un hecho, y que a estas alturas de la película novio no sepa con quien está tratando es un hecho y, preocupante. Yo tengo la maravillosa e increíble costumbre de mirar la hora del tren que quiero coger y poner el despertador para el tren anterior. Uno debe conocer sus limitaciones y vivir en armonía con ellas. La mía es: siempre pierdo el tren y cojo el siguiente.
Cosa que yo no espere es que novio obviara esto y esperar de mí que fuera capaz de llegar a tiempo.
Pero ante todas las apuestas e inclemencias del ambiente en el que vivimos, lo conseguimos. Fue un enlace precioso, bajarnos del autobús (sin prisa pero sin pausa) y subirnos al tren.
La desgracia es que novio no vio la belleza del evento y se le veían esos ojos de: un semáforo en rojo y lo perdemos...
Por supuesto que tampoco yo estaba eufórica en ese momento, pues con tantas prisas y acelerón mañanero no tuve tiempo de tomarme mi café...Eso si en el momento que la cafeína empezó a fluir por mis venas el mundo se volvió más colorido e interesante ^_^

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