jueves, 30 de agosto de 2012

Bien, esta lo que bien empieza ;)


Pues ni corta ni perezosa me embarcó en una aventura sin parangón: buscar piso fuera de Londres. Si, lo que oís. Me salí de zona 3 y no me desintegré ni nada. Que resulta que hay vida más allá de donde te puede llevar la Oyster. Eso sí, los señores del Tren a punto estuvieron de matarme.
Llego corriendo y acalorada (vamos despegando la legaña y con cara de perdidita, perdidita) a la estación de que sale el tren hacia Woking. Cuando me encuentro con dos señores muy amables charloteando con uniforme de ferroviarios. Y desde el otro lado de la maquinita de tocar les miro. De pronto uno se gira.
Señor1- ¿Puedo ayudarla?
Yo- ¿Se coge el tren a Woking desde aquí?
Señor2 – Anden 8
Yo - ¿Puedo pasar con la Oyster?
Ojos como platos del Señor1 y risa socarrona del Señor2
Señor2 – La Oyster no te lleva a todas partes, hija.
Señor1 – Allí no hay para tocar cuando salgas.
Me quedo pálida ante la realización de que… estoy saliendo de Londres y, no voy de excursión.
Ante mi catatonia momentánea y en un intento de sacarme de mi trance Señor1 vuelve a dirigirme la palabra.
Señor1- Tienes que sacar un billete de tren de las máquinas a la entrada de la estación.
Al no haber signos de vida inteligente por mi parte…
Señor2 – Da la vuelta, cinco pasos detrás de ti, a la izquierda.
Consigo salir de mi estupor y saco mi valioso billete de tren. Cuando dejo atrás a los amables señores ferroviarios para encaminarme al anden número 8, número que no he dejado de repetir en mi cabeza desde que lo oí. Escucho…
Señor1 – Buena suerte.
Señor2 – Londinenses…
No dejo que estas últimas afirmaciones minen mi moral. Pues estoy dispuesta a llegar a mi punto de destino. Más que nada porque Novio me espera allí, y si me pierdo, me mata…
Nerviosa cual colegiala haciendo pellas llego al andén, veo los anuncios de los trenes y…no tengo ni idea de cual tengo que coger.
Un tren para en la estación
¡PANICO!
¿Será este? ¿No será? ¿Qué hago?
Miro a mí alrededor, cual depredador buscando su presa, o más bien, gato arrinconado buscando la salida. Y veo a otro señor ferroviario echándole la bronca a un… ¿chaval?¿señor grandote? Aquí todos son tan grandes que me cuesta hacerme notar…
Me pongo frente al señor ferroviario, no quiero interrumpir…pero…y si el tren se va y es el mío…La verdad que me muevo como si me estuviera meando.
Yo –Disculpe señor ferroviario, ¿sabría decirme cuál es el siguiente tren para Woking?
Señor3 -13.22
Yo - ¿Y va hacia?
Señor3 – Woking, ¿A dónde quieres que vaya?
Yo – Muchísimas gracias, señor ferroviario.
Señor3 – ¿Dónde demonios está…? Si es que nadie me escucha.
Me dan ganas de quedarme a darle conversación al pobre señor ferroviario porque ha perdido al foco de descargue de su ira por mi culpa pero creo que, muy seguramente, acabaría irritándole…
Y he aquí un manual de cómo poner del higadillo a todos los empleados de una estación de tren en cero coma…

1 comentario:

  1. ¡¡¡Increible!!! el final de la Oyster, eso es digno de ver, no me lo creo.
    yo tengo un amigo que dice que un primo suyo llego a Chester con ella...

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